miércoles, 22 de septiembre de 2010

PODER

Ni abrir los ojos puedo,
ni borrar de mi recuerdo
lo que has echo por mi.

Ni moverme puedo,
ni olvidar por un momento
lo que eres para mi.

Ni decir palabra puedo,
ni escuchar en el viento
lo que opinas de mi.

Ni oler una flor puedo,
ni tu pelo, ni tu cuello
aunque estés junto a mi.

Ni sentir tu mano puedo,
ni tu boca por mi cuello,
ni a ti dentro de mi.

Ni saborear puedo
la dulzura de tus besos,
la amargura del dolor.

Y en la oscura y silenciosa realidad,
saboreo la acidez de un amargo despertar.
Y se pudre poco a poco este alma que te anhela.
Pues sin ti, nada puedo ya.

REFLEJO

Ni tan solo tenia fuerzas para escribir.
Las palabras, que un día llenaban sus
hojas en blanco,se habían desvanecido.
No quedaba nada de aquello, solo lágrimas
derramandose por su mejilla, y empapando
aquel blanco mantel, donde una vez escribió
un bello cuento.
Perdida en aquella oscuridad que ahora apagaba aquel alma.
Perdida en aquel mar de olores, que no hacían mas que
recordarle aquello que un día fue.
Cansada de mirarse al espejo y de no ver su reflejo,
decidió no mirar atrás y aceptar lo que ahora tenia delante:
Aquello que la había llevado hasta allí.

Y de no conseguir que nadie la viera, se volvió invisible.

viernes, 19 de febrero de 2010

Lo que esconde una flor

Su silueta al final de la calle ruborizaba sus mejillas.

El momento que llevaba esperando toda la tarde había llegado,
y el corazón le latía a mil por hora.

No pudo mas que contener su alegría y sus lágrimas al contemplar
como poco a poco se acercaba y alzaba la flor que llevaba con él.

La vergüenza se apoderó de todo su cuerpo, sus mejillas saborearon, del modo que pudieron, aquel par de besos, y al oler la flor, la fragancia inundo todo su ser, y fue entonces cuando se preguntó: “Qué esconde una flor?”

Aquella escondía tantas cosas que no conseguía comprender ninguna de ellas.

El color de la pasión, el amor, la lujuria.
El olor del cariño, de la amistad, del deseo.

En un impulso, se abalanza hacia él, y le da un abrazo, que escondía las mismas cosas que aquella maravillosa rosa, que había echo que su sonrisa expresara todo aquello que su boca no podía.
Rodeados de toda aquella gente, sus miradas se cruzaban, y decían: “Bésame!”, y en el único segundo que compartieron con la soledad, sus labios se unieron en un corto, pero a su perecer, intenso beso.


Qué esconde una flor? No esconde nada más que la imposibilidad de una unión que, aunque recorre su cuerpo como si de su sangre se tratase, simplemente fluye y le da la vida.